La banda Caifanes marcó un parteaguas en la historia del rock mexicano: fue la primera agrupación nacional de ese género que figuró en el circuito musical comercial. Líderes de aquella avanzada que, a finales de los ochenta, abanderaron el lema  “Rock en tu idioma”, los Caifanes dejaron un legado importante cuya influencia tocó a posteriores generaciones de músicos.
 
Algunos de estos ejecutantes subirán al escenario de Teatro Estudio Cavaret, para rendir tributo a ese grupo, con la interpretación de aquellas canciones que, en la voz de Saúl Hernández, hicieron época.
 
Gasú (guitarra), Alex Boom (batería), ambos integrantes de Los amantes de Lola; además de Kefrén, integrante de La Renca, como vocalista, Calaco, (de Botas Negras) en el bajo y Micro, (ex integrante de Víctimas del Dr. Cerebro) en el saxofón, son los músicos creadores del proyecto Tributo a Caifanes, conjunto  que celebra la obra del legendario grupo extinto en 1995 y que durante este concierto se acompañarán por uno de los cerebros creativos de Caifanes: el guitarrista Alejandro Marcovich.
 
Actualmente, Alejandro Marcovich imparte cátedra en Barcelona, ofrece clínicas y talleres de guitarra y se da tiempo para atender las invitaciones especiales que le extiende Tributo a Caifanes, con quienes  se ha presentado con localidades agotadas cuatro veces en el Hard Rock Live de la ciudad de México, así como en otras ciudades del país y Estados Unidos.
 
Desde hace unos meses Marcovich, músico argentino naturalizado mexicano, colabora en Tributo a Caifanes como guitarrista invitado, e incorpora parte de la esencia de los “Caifas” en piezas como “La negra Tomasa”, “De noche todos los gatos son pardos” y “Cuéntame tu vida”, entre otras. 
 
                                                  Caifanes
 
Caifanes nació en 1987, luego de la desintegración de Las Insólitas Imágenes de Aurora. Tras la disolución de esta banda, sus integrantes tomaron caminos distintos. En 1988, con una nueva idea musical definida, Saúl Hernández invitó a formar parte de las filas de su proyecto a Alfonso André, Diego Herrera y Sabo Romo, quienes dieron vida a su álbum debut titulado Caifanes, editado por la disquera BMG Ariola. Canciones como “Viento”, “Mátenme porque me muero” o “Perdí mi ojo de venado”, lograron que Caifanes abriera la puerta al movimiento de lo que hoy conocemos como rock hecho en México.
 
Para su siguiente disco, el grupo pasó a ser quinteto, gracias a la incursión del guitarrista argentino Alejandro Marcovich. Ya con nuevo integrante, dan vida a su segunda pieza discográfica titulada Volumen 2 (1990), en el que, por un error de imprenta, en la portada se lee El Diablito y es así como se le  reconoce hasta la fecha. De  éste se desprendió el sencillo “La célula que explota”, tema que consolidó a la banda como la numero uno en México. La llegada del guitarrista argentino-mexicano a la banda pulió su estilo sonoro, lo cual se reflejó en su siguiente material: El Silencio (1992), con el que se consagró como una de las propuestas más sólidas de la industria musical.
 
Fue entonces que surgió el gran repertorio clásico de Caifanes, además, comenzaron a tener un gran número de seguidores en México, Centro y Sudamérica, así como entre la comunidad hispana de los Estados Unidos. Tuvieron sus primeros llenos en el Palacio de los Deportes de la ciudad de México, hazaña que ningún otro grupo mexicano había realizado. Temas como “Nubes”, “Piedra”, “No dejes que…” y “Hasta morir” les ayudaron a lograrlo.
 
Después de un exorbitante éxito, en 1994 Caifanes regresó a la escena musical como trío (sólo con Saúl, Alfonso y Alejandro), para presentar  su cuarta producción de estudio llamada El Nervio del Volcán. “Afuera”, “Aquí no es así” y “Ayer me dijo un ave”, fueron algunos de los temas más sonados. Esta grabación los llevó a realizar un Unplugged para MTV y consolidarse como exponentes del rock mexicano en el mercado latino.
 
En 1995 la historia de está alineación llegó a su fin. Saúl Hernández y Alfonso André presentaron, meses después, su nuevo proyecto: Jaguares; Alejandro siguió su carrera como músico, compositor y productor para su propio álbum (Nocturnal), así como para diversas bandas de rock y distintos artistas; del mismo modo, estuvo al frente del sello discográfico Discos Termita (SONY).